Las sociedades avanzan y la conciencia moral también, respecto a las repercusiones que tienen nuestro actos más allá de lo inmediato. La naturaleza nos muestra como una actitud irresponsable puntual y acotada puede generar un desastre más allá del lugar y del tiempo en que aconteció el hecho. Pues bien Hoy (mañana) nos toca demostrar nuestro grado de conciencia respecto a la actual situación política y económica que nos han tratado de imponer como "El Modelo" único y posible en la actualidad. Un modelo que si bien (lo reconozco) a mejorado las condiciones vitales respecto a nuestros antepasados, en cuanto a que la inmensa mayoría tiene zapatos, no se muere de bronquitis, tiene TV, puede comer choclo en invierno, etc. No ha logrado ,sin embargo, disminuir la desigualdad relativa que se mantiene e incluso se agudiza, es decir, el estándar de vida de un pobre en Chile es mejor que antes, PERO, son solo las migajas necesarias para mantener el crecimiento que necesita EL MODELO para tener una cantidad adecuada de consumidores, deudores y trabajadores dispuestos a sostenerlo. Todo está calculado para que los ricos se hagan cada vez más ricos creciendo con ello la inequidad pero de modo maquillado de tal manera que las migajas del crecimiento aparezcan como desarrollo y modernización, la explotación aparezca como condiciones del mercado, el endeudamiento como ayuda para acceder a bienes que nos suben el estándar.
Pero sin llegar a la masa crítica necesaria para la transformación revolucionaria, estamos creciendo en la conciencia de que los bienes naturales renovables y no renovables son propiedad de la Patria, osea, de todos y no de los que algún día robaron esas tierras a sangre y fuego a nuestros antepasados originarios, por tanto mineras y forestales deben retribuir a la Patria lo justo por extraer lo que nos pertenece a todos. El cobre se acabará en pocas décadas y mientras tanto vemos como el estado recibe un falso royalty que es una insignificancia respecto de las ganancias efectivas, vemos también como una empresa forestal les duplica el sueldo de la noche a la mañana sin casi chistar porque esos sueldos son un gasto marginal. Vemos como las empresas grandes monopolizan los mercados y nos convierten con sus tarjetas de crédito en los nuevos obreros del salitre y del carbón con fichas para comprar solamente en las pulperías acreditadas.
En fin, el control está en manos de una elite que controla directa o indirectamente el poder político creando leyes a su medida, el poder militar dispuesto siempre a "anular al enemigo interno", y el poder económico regula los precios incluso de los bienes y servicios básicos (medicamentos, educación, etc.) y que puede mantener la sumisión de los trabajadores (tipos de contrato, nivel de cesantía, etc.) y ese control se va consolidando en la medida que pueden controlar nuestras mentes a través de los medios de comunicación pauteando lo que podemos ver y lo que podemos decir.
En el fondo el problema va más allá del dinero, está en la alienación de nuestras vidas, de ser utilizados para el beneficio directo de otros haciéndonos creer que todos nos desarrollamos y nos modernizamos.
La movilización no puede ser utilizada en contra del gobierno de turno, como Pedro Sabat y sectores de derecha quieren reducirlo, el problema lo trasciende y no serán los que hagan discursos y sean entrevistados los que cambien el actual MODELO, sino que será el pueblo organizado que discuta y proponga directamente sus demandas y busque representantes no por mediación de afiches, panfletos y eslogan huecos que logran los que tienen el dinero suficiente, sino en la gente que ya hace cosas concretas en organizaciones populares, juntas de vecinos, estudiantiles, etc.
El cambio no se logrará dentro del marco institucional que todavía tiene su base en la constitución de la dictadura, sino en el marco que imponga nuestra conciencia moral.
Pero sin llegar a la masa crítica necesaria para la transformación revolucionaria, estamos creciendo en la conciencia de que los bienes naturales renovables y no renovables son propiedad de la Patria, osea, de todos y no de los que algún día robaron esas tierras a sangre y fuego a nuestros antepasados originarios, por tanto mineras y forestales deben retribuir a la Patria lo justo por extraer lo que nos pertenece a todos. El cobre se acabará en pocas décadas y mientras tanto vemos como el estado recibe un falso royalty que es una insignificancia respecto de las ganancias efectivas, vemos también como una empresa forestal les duplica el sueldo de la noche a la mañana sin casi chistar porque esos sueldos son un gasto marginal. Vemos como las empresas grandes monopolizan los mercados y nos convierten con sus tarjetas de crédito en los nuevos obreros del salitre y del carbón con fichas para comprar solamente en las pulperías acreditadas.
En fin, el control está en manos de una elite que controla directa o indirectamente el poder político creando leyes a su medida, el poder militar dispuesto siempre a "anular al enemigo interno", y el poder económico regula los precios incluso de los bienes y servicios básicos (medicamentos, educación, etc.) y que puede mantener la sumisión de los trabajadores (tipos de contrato, nivel de cesantía, etc.) y ese control se va consolidando en la medida que pueden controlar nuestras mentes a través de los medios de comunicación pauteando lo que podemos ver y lo que podemos decir.
En el fondo el problema va más allá del dinero, está en la alienación de nuestras vidas, de ser utilizados para el beneficio directo de otros haciéndonos creer que todos nos desarrollamos y nos modernizamos.
La movilización no puede ser utilizada en contra del gobierno de turno, como Pedro Sabat y sectores de derecha quieren reducirlo, el problema lo trasciende y no serán los que hagan discursos y sean entrevistados los que cambien el actual MODELO, sino que será el pueblo organizado que discuta y proponga directamente sus demandas y busque representantes no por mediación de afiches, panfletos y eslogan huecos que logran los que tienen el dinero suficiente, sino en la gente que ya hace cosas concretas en organizaciones populares, juntas de vecinos, estudiantiles, etc.
El cambio no se logrará dentro del marco institucional que todavía tiene su base en la constitución de la dictadura, sino en el marco que imponga nuestra conciencia moral.
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