Me inscribí en los registros electorales después de quedar muy entusiasmado con las movilizaciones que hubo en torno al NO a Pinochet.
Tenía mucha esperanza en reconstruir el Socialismo en Chile. Creí que la alternativa lógica al modelo neoliberal impuesto por la fuerza en beneficio de la clase acaudalada era el Socialismo democrático y popular.
Creí que la reconstrucción democrática pasaba por la organización popular y la participación directa, la solidaridad, el trabajo cooperativo, la creatividad para generar por ejemplo, productos estatales alternativos baratos, al alcance de todos.
Pensé y soñé muchas cosas, pero los políticos del momento se encargaron de traerme a la realidad. A la realidad del poder y el dinero. De que los discursos no reflejan la praxis. De que el primer compromiso de los políticos es con ellos mismos.
Me sentí engañado y utilizado. Me sentí avergonzado de mi increíble ingenuidad juvenil.
La alegría que sentí con el triunfo de No rápidamente se convirtió en amargura y desilusión.
Pero ahora a pesar de mi total desconfianza a la política y los políticos actuales, creo en que los seres humanos son eminentemente políticos, que no podemos vivir sin organizarnos y lograr acuerdos de convivencia.
Creo en la acción ciudadana que defiende sus intereses, exige sus derechos y crea alternativas para el bienestar.
La democracia real es la democracia directa, pues la representativa es solo una ilusión.
La única forma de defender nuestros intereses es directamente.
Por eso me considero una persona absolutamente política pero al margen de la política tradicional.
Creo que votar por Hirsh es una manera de manifestar el rechazo al modelo capitalista y de unirme a un movimiento popular y alternativo y participativo.
Es un camino lento, tal vez yo no vea los frutos de mi postura pero las ofrezco a las futuras generaciones.
Piano, piano ma lontano...
Tenía mucha esperanza en reconstruir el Socialismo en Chile. Creí que la alternativa lógica al modelo neoliberal impuesto por la fuerza en beneficio de la clase acaudalada era el Socialismo democrático y popular.
Creí que la reconstrucción democrática pasaba por la organización popular y la participación directa, la solidaridad, el trabajo cooperativo, la creatividad para generar por ejemplo, productos estatales alternativos baratos, al alcance de todos.
Pensé y soñé muchas cosas, pero los políticos del momento se encargaron de traerme a la realidad. A la realidad del poder y el dinero. De que los discursos no reflejan la praxis. De que el primer compromiso de los políticos es con ellos mismos.
Me sentí engañado y utilizado. Me sentí avergonzado de mi increíble ingenuidad juvenil.
La alegría que sentí con el triunfo de No rápidamente se convirtió en amargura y desilusión.
Pero ahora a pesar de mi total desconfianza a la política y los políticos actuales, creo en que los seres humanos son eminentemente políticos, que no podemos vivir sin organizarnos y lograr acuerdos de convivencia.
Creo en la acción ciudadana que defiende sus intereses, exige sus derechos y crea alternativas para el bienestar.
La democracia real es la democracia directa, pues la representativa es solo una ilusión.
La única forma de defender nuestros intereses es directamente.
Por eso me considero una persona absolutamente política pero al margen de la política tradicional.
Creo que votar por Hirsh es una manera de manifestar el rechazo al modelo capitalista y de unirme a un movimiento popular y alternativo y participativo.
Es un camino lento, tal vez yo no vea los frutos de mi postura pero las ofrezco a las futuras generaciones.
Piano, piano ma lontano...
Comentarios